Por Blanca Cisneros
Tenía 17 años cuando tomó la decisión de dejar su hogar en Culiacán y viajar a la Nuevo León para llegar a los Sultanes de Monterrey en busca de hacer realidad ese sueño que muchos niños tienen: Ser peloteo profesional.
Dos años después empezó a jugar profesionalmente, pero en ese transcurrir de los años encontró gente que lo hizo crecer como persona ante las situaciones difíciles que le presentaba la vida, «pasé momentos difíciles y hubo gente que nuca me soltó, Monterrey me sirvió para eso para formarme como ser humano y estar donde estoy», así lo afirma Luis Juárez.
Durante 9 temporadas hubo grandes maestros como Édgar Quintero, Heber Gómez y Adán Amezcua, con quien recuerda hubo momentos difíciles ya que era muy duro en sus palabras, pero eso lo hizo sacar su coraje para lograr crecer como beisbolista y hoy llevan una buena amistad, de respeto.
En la vida y en el béisbol siempre hay personas que dejan huella, Alfredo «Tyson» Meza fue alguien que siempre lo apoyó en los peores momentos nunca lo soltó y sus consejos y sus enseñanzas lo hicieron superarse.
Luis Felipe empezó su carrera como catcher pero esa posición tenía un dueño; Adán Amezcua sin embrago el fue trabajando otras herramientas que le abrieran caminos diferentes, su bateo y su velocidad en las bases lo llevaron a jugar varias posiciones con tal de no estar en la banca.
«Siempre hay que prepararse para ser el mejor en lo que haces y llegaron a decirme loco por mi forma de trabajar pero esa la única manera de ganarse un lugar», ya que para todos empezar es difícil y nadie te va a regalar nada».
Recuerda que al inicio de su carrera hubo peloteros que le regalaron un bat o unas guanteletas y es algo que valora y hoy trata de replicar con los jóvenes de su equipo Los Leones de Yucatán, el junto a varios peloteros consolidados tratan de inyectar en los jóvenes un ADN que los identifique con ese equipo y con esos colores y los motivan trabajando juntos esperando que sean la nueva camada de ídolos y triunfen.
Para «El Pepón» lo mejor que le pudiera dar el béisbol es que al paso del tiempo cuando se encuentre con ex compañeros lo vean con gusto y no le saquen la vuelta, eso sería su graduación del Rey de los Deportes.
A sus 3 décadas de vida ha enfrentado dos operaciones de Columna, han sido pruebas muy difíciles pero hoy esta 100 por ciento sano, 100 por ciento tranquilo y seguro para ver hacia delante y demostrarles a todos los que pensaron que no volvería que se equivocaron, obviamente hubo miedo pero la vida le ha enseñado a luchar y demostrar a todos aquellos que creen que el se provoca sus lesiones que se equivocan y que en su sangre trae el ADN del béisbol y está listo para jugar.
Sin duda hay un tema sensible para Luis Juárez y es que al paso del tiempo se ha convertido en un consentido de los niños y al preguntarle ¿porqué? Inmediatamente contestó «tal vez porque sigo siendo niño, porque yo también añoraba un autógrafo o una pelota en mi infancia y trato de darle a los niños y a los aficionados esos 5 minutos que esperan, eso va dentro del pago de un boleto el brindarle alegría al público.
Hace una semana me mandaron la foto de una enfermera luchando contra el covid-19 Y en la parte de la espalda de su bata traía mi numero y mi nombre y lloré al pensar en dejar una huella así, no se que pasó ese día que le hayan dicho para que esa enfermera escribiera mi nombre en su bata, dejar una huella así en alguien es lo mejor que te pueda pasar» .
A Juárez le ha tocado convivir con niños con leucemia o algún tipo de cáncer y le ha preguntado a dios ¿porqué le pasa esto? ¿porqué le pone estas pruebas? y sus amigos doctores le dicen que el tiempo que les da a esos niños les cambia la vida y la forma de afrontar su lucha, los motiva y los hace felices.
Por eso A pesar de los dolores de espalda que lo aquejaban día con día, salía a dar lo mejor de si y le motivaba pensar en esos niños que a diario luchan por vivir. Luis se siente agradecido por formar parte de sus vidas y tiene presente que esos pequeños solo desean tener salud para ir a un estadio y disfrutar de un partido de béisbol.
Una de las experiencias más fuertes que le tocó vivir fue la llamada de una niña que estaba en fase terminal, esa llamada cambió su vida ya que se preguntaba como un angelito puede prepararse de esa manera para partir, y con la voz entrecortada recuerda que esa pequeña dejó cartas para que se las entregaran durante un año después de su partida. Y ante situaciones como ésta se pregunta como es posible que por cualquier problema uno se ahogue en un vaso con agua.
Siempre hay que pensar en devolverle a la gente lo mejor porque gracias a la afición él y muchos pueden jugar beisbol, gracias a todos los que van al parque es posible pagar los sueldos de muchos peloteros si no fuera así hoy se estuviera jugando a puerta cerrada, afirmó Juàrez.
En esta plática Luis abrió su corazón y reconoce que para el es importante que la gente se de cuenta que no son muñecos que visten un uniforme y salen a jugar más allá de eso son seres humanos que sienten, que tienen dolor y que salen a dar lo mejor de si cada vez que pisan un campo de juego.
Para terminar recordó que no esperaba salir de Sultanes de la forma en que pasó fue un golpe muy duro, recuerda haberse enterado que alguien le dijo a la directiva que era el momento de moverlo ya que después de la operación que le esperaba no volvería a jugar béisbol, sin embargo, para Juárez es importante dejar claro que esa persona se equivocó, lo que le ayudó a superar ese trago amargo fue saber que iba a Leones de Yucatán, club con el que se siente agradecido por su apoyo, por su respaldo por creer en él incondicionalmente y donde encontró la ayuda de David Cortez.
Fue con Leones que logró campeonar en el 2018 y ser el MVP en esa serie final contra los Sultanes de Monterrey, donde el béisbol le presentó la oportunidad de enfrentar a su ex equipo y dar batazos importantes que lo hicieron merecedor del reconocimiento al Jugador Más Valioso.
Sin duda la vida y el béisbol siempre dan una revancha. Luis Juárez dejó en claro que siempre estará agradecido con la formación que recibió con los Sultanes, pero hoy su compromiso y su corazón está con los Leones de Yucatán.