Por David Braverman V.
PACHANGA CARIBEÑA
Cuando hace unos días me enteré de la noticia pensé que simplemente era una broma de mal gusto, pero no, era cierta.
La Confederación de Beisbol del Caribe, organismo que reúne a las ligas profesionales del área (Dominicana, Puerto Rico, Venezuela y México) bajo la dirección de Juan Francisco Puello Herrera, ha sorprendido anunciando la adición de dos equipos más a la Serie del Caribe programada para jugarse en dos estadios venezolanos en febrero del 2013. Al parecer invitar a equipos de Colombia y Panamá no fue suficiente para el “negocio” y ahora la idea de la cantidad se sigue imponiendo a la calidad y deciden agregar a equipos de Cuba y Curazao.
Aclaro, no estoy en contra de las ligas de esos cuatro países invitados, pero pienso que este manoseo que están haciendo con la Serie del Caribe no le dejará nada bueno. Sí, usted me dirá que en estos últimos años equipos de Cuba, Panamá y Colombia han ganado el clásico caribeño y estará en lo cierto, pero definitivamente no creo que sea la razón para defender estas “invitaciones”. Las ligas de Panamá, Colombia y Curazao están en todos los sentidos a años luz de las 4 ligas que rescataron la serie en 1970.
La Serie del Caribe tiene una historia que merece respeto, una película en dos partes que inició allá por 1949 con equipos de Cuba, Puerto Rico, Venezuela y Panamá en su primera etapa y a partir de 1970 en su segunda etapa, con equipos de México y Dominicana uniéndose a los campeones de las ligas de Puerto Rico y Venezuela. Y fueron estas cuatro ligas las que, durante más de cuatro décadas, lograron mantener año con año con excepción de 1981 el evento, la llamada Pequeña Serie Mundial Latina. En 1990-91 la CBPC tuvo uno de sus grandes errores con aquel experimento fracasado de llevar la serie a Miami.
Atrás quedaron también aquellas series de los “dream teams” locales que, plagados de peloteros de grandes ligas, convertían el evento en una semana de gran calidad beisbolera y en las gradas la presencia de los fanáticos la enmarcaba. Hoy eso ya no existe, el talento nativo que juega en las ligas mayores salvo contados casos ya no tiene permiso de sus organizaciones para jugar la SC a principio de febrero y a pocos días de la apertura en los campamentos de pretemporada. Hoy las gradas están pobladas solamente en el juego estelar de cada jornada con el representante local, el resto del calendario a los aficionados locales les importa un reverendo pepino.
Por segunda vez en esta etapa el beisbol de Cuba está de regreso recordando que volvieron en 2014 y un año después la ganaron con los Vegueros de Pinar del Río pero para 2020 quedaron nuevamente fuera y en esa serie jugada en San Juan fueron aceptados equipos de Panamá y Colombia. El beisbol de Cuba se juega en una “Liga de Estado” al estilo amateur y es por eso que en las últimas dos décadas ha aumentado la cantidad de peloteros nativos que han abandonado la isla, muchos vía México, para firmar con organizaciones de MLB y llegar a la tierra prometida para todo beisbolista. Por esto y más, el beisbol cubano lleva años en crisis y sus malos resultados en eventos internacionales están a la vista.
Y del beisbol en Curazao no hay mucho que escribir. Su liga de 8 equipos dejó de operar en 2019 y ahora depende de sus peloteros nativos que juegan en el sistema de ligas menores en USA. La isla que forma parte del reino de los Países Bajos, es famosa por la gran cantidad de jóvenes prospectos que surgen desde sus ligas pequeñas, frecuentes asistentes a la Serie Mundial de Ligas Pequeñas en Williamsport. Para ir a la próxima SC y sin una liga en operación, deberán formar una “selección” de peloteros de clase AA y AAA que lógicamente llegarán fuera de forma, aunque eso no quiera decir que en una serie corta puedan obtener un buen resultado como ya ocurrió con panameños y colombianos.
En fin, el nivel de la Serie del Caribe ha ido gradualmente a la baja en las últimas dos décadas y aumentar el número de equipos no será la solución. La CBPC se va por la fácil y prefiere aumentar la cantidad y no la calidad, ahora tendremos una larga serie de 9 días en dos sedes venezolanas, Caracas y La Guaira. ¿Habrá influido la política?, puede ser. Y no olvidemos que al año siguiente la serie se jugará en Miami y no me extrañaría que los cubanos vuelvan a quedar fuera.
Qué lástima que a aquella “Pequeña Serie Mundial Latina”, a la Serie del Caribe, hoy la estén convirtiendo en una pachanga beisbolera de carnaval con poca calidad, muchos equipos sin faltar el fanfarroneo y las patanerías que algunos beisbolistas latinos no pueden hacer en los diamantes de grandes ligas pero sí lo hacen en la “Pachanga del Caribe”.
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