Por Rodrigo ROBLES / @rodrigoroblesb
Alfonso «Houston» Jiménez
Veracruz, Ver., MÉXICO. – “El beisbol es noventa por ciento mental y la otra mitad es física», YOGI BERRA. –
** CUADRAGÉSIMO SEGUNDO MEXICANO EN MLB. – Nació en la capital de la República Mexicana el 30 de octubre de 1957.
Su apodo, con el que mejor se le conoce en el ámbito del beisbol, se originó de un personaje de una caricatura, muy travieso, como se supone lo era de niño, por lo que sus papás comenzaron a llamarle «Houston».
Su primer acercamiento con el beisbol se dio en la Liga Yaqui cuando aún tenía nueve años de edad, a los 13 pasó a formar parte de la Liga Maya, con quienes participó en múltiples campeonatos nacionales y mundiales jugando como receptor.
Fue descubierto cuando contaba con 16 años de edad por Raúl Cano, entonces gerente deportivo de los Pericos de Puebla, con quienes debutó en 1974. Su calidad en las paradas cortas era innegable, por lo que en 1975 fue firmado por los Cachorros de Chicago, que lo enviaron a Key West de la Liga Estatal de Florida, Clase A.
Para la campaña de 1975 regresó a la Liga Mexicana con el Puebla, con quienes militó por espacio de tres temporadas, y al culminar la de 1978, donde fue líder de triples con 10 y se robó 26 bases, fue enviado por los Cachorros a Iowa Oaks de la American Association, Clase Doble A con quienes apenas participó en 13 juegos.
Con la intención de tener mayor tiempo de juego, regresó una vez más a Pericos y estuvo dos años más, fue dado de baja por los Cachorros, hasta que el 28 de octubre de 1980 firmó como agente libre con los Mellizos de Minnesota.
Situaciones administrativas de la organización de los «Gemelos» hicieron que fuera vendido a los Broncos de Reynosa el primero de abril de 1981, hasta que lo pudieron adquirir de vuelta el 21 de julio de 1982.
Minnesota lo envió a los Mud Hens de Toledo de la Liga Internacional, Clase Triple A en ese año del 82. Para la siguiente campaña (1983) volvió a Toledo, pero después de 22 juegos, el «Houston» fue llamado al equipo grande de los Mellizos con los que debutó el 12 de septiembre en un duelo contra los Reales de Kansas City. Conectó su primer imparable al irse de 5-1.
En total participó en 36 juegos en esa su temporada del debut, donde compartió la posición del campocorto con Ron Washington.
108 juegos disputó en la campaña de 1984, donde se ganó la titularidad gracias a su versatilidad y velocidad, apenas bateó para .201 y 19 impulsadas.
En 1985 regresó a Toledo, donde participó en 113 juegos, dividiéndose unos juegos en las paradas cortas (69) y otros más en la segunda base (47), bateando para .223. Los Mellizos lo dejaron en libertad el ocho de abril de 1986. A finales de ese año, concretamente el 10 de diciembre de 1986, firmó como agente libre con los Piratas de Pittsburgh.
En 1987 fue enviado a los Vancouver Canadians de la Liga de la Costa del Pacífico, Clase Triple A. Cerca del final de la temporada lo subieron a Grandes Ligas, pero sin mucha acción, participó en apenas cinco juegos. Los Piratas le ceden la agencia libre el 15 de octubre. Firmó el dos de junio del año siguiente (1988) con los Indios de Cleveland.
Pasó la mayor parte de la campaña en Colorado Springs de la Liga de la Costa del Pacífico, pero su actividad en Ligas Mayores volvió a ser limitada al ver acción en apenas nueve juegos, apenas conectó un imparable en 21 turnos al bate con una carrera impulsada.
Su último juego en Grandes Ligas fue el 12 de septiembre frente a los Yanquis de Nueva York, tomó un turno en el que le dieron la base por bolas.
Sus números en totales en el «Big Show» fueron discretos, bateó para .185, sin jonrón, 30 carreras producidas en un total de 162 juegos repartidas en cuatro temporadas.
Retornó al beisbol de la Liga Mexicana en 1993 con los Piratas de Campeche, posteriormente militó con los Saraperos de Saltillo con quienes estuvo tres campañas antes de pasar a los Diablos Rojos del México en un cambio por José Luis «El Borrego» Sandoval en 1997.
Asimismo defendió la causa de los Langosteros de Cancún en 1998, finalmente se retiró en 1999 con Saltillo, aunque regresó para un par de juegos con los Saraperos en 2001.
Fue entronizado al Salón de la Fama del Beisbol Profesional Mexicano en 2007.
«La amistad es sin duda el mejor bálsamo para los dolores de la decepción amorosa», JANE AUSTEN en La abadía de Northanger. –
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