CHARLANDO DE BEISBOL

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Por Rodrigo Robles / @rodrigoroblesb

Maximino León Molina

Veracruz, Ver., MÉXICO. – “En un equipo no puedes manejar al pelotero exactamente por lo que hace, sino por las funciones que puede desarrollar», FRANCISCO «PAQUÍN» ESTRADA.-

** VIGÉSIMO SÉPTIMO MEXICANO EN MLB. – Nació entre lagos y lagunas, cerca de Tlacotalpan, en una ranchería llamada Poza Honda en el municipio de Acula, Veracruz el cuatro de febrero de 1950.

Corría 1967, Maximino contaba con 17 años de edad y fue reclutado por los Charros de Jalisco, quienes lo enviaron a su sucursal de Fresnillo, Zacatecas, de la Liga del Centro, con quienes vio acción en 27 juegos, con récord de 11 triunfos y tres derrotas.

En 1968 debutó en la Liga Mexicana con los Charros, pero apenas lanzó 12 entradas en ocho juegos y lo enviaron a seguirse fogueando con el equipo de Puerto México de Coatzacoalcos de la Liga del Sureste donde participó en 25 duelos.

En 1969 llevó el mismo tenor, aunque tuvo sus cinco primeras decisiones, con marca de dos juegos ganados y tres perdidos, para una efectividad de 2.10. Los directivos creyeron conveniente que volviera a reforzar a Puerto México y ahí ganó 9 y perdió 10, con 2.74 de efectividad.

Se logró establecer en Liga Mexicana con Jalisco en 1970, con quienes tuvo 14 éxitos y 9 derrotas, con PCLA de 2.87, con 37 apariciones, 28 de ellas como abridor. Acumuló 138 ponches, su máximo en su andar por el circuito veraniego.

Tuvo números similares en la campaña de 1971 (14-7 2.32 y 138 P), fue parte importante de esa proeza de Jalisco en la Serie Final, que ganaron después de ir abajo por tres juegos ante los Saraperos de Saltillo, logrando ganar cuatro consecutivos para alzarse con el campeonato.

Los Bravos de Atlanta le venían dando seguimiento, y durante 1972, después de ganar 17 y perder 7, con 19 juegos completados de 30 que abrió, su contrato fue vendido al equipo ligamayorista que lo envió a Savannah de la Liga del Sur, Clase Doble A.

Lo asignaron a Richmond de la Liga Internacional, Clase Triple A, en 1973, sin embargo a medidos de la temporada fue llamado al equipo grande de los Bravos de Atlanta, contaba con 23 años de edad, hizo su debut en Grandes Ligas el 18 de julio ante los Mets de Nueva York lanzando 2.2 entradas, concedió par de imparables y ponchó a dos.

Sus números en casa y en gira fueron similares, lanzó seis juegos en cada ocasión, es decir, 12 encuentros en total, con 27 entradas lanzadas, ganó dos juegos y perdió dos, con 5.33 en PCLA, permitió 18 carreras, 16 de ellas legales, con 18 ponches y 9 bases por bolas.

«Max» León se mantuvo activo durante cinco temporadas más, de 1973 a 1978, todas ellas con los Bravos de Atlanta, donde coincidió con uno de los más grandes bateadores de todos los tiempos, Hank Aaron, quien conectó 755 cuadrangulares, antes de que Barry Bonds superara su marca con 762.

Su último juego en Ligas Mayores se dio el 10 de septiembre de 1978 contra los Dodgers de Los Ángeles, lanzó apenas 2/3 de entrada, permitió tres carreras, concedió cuatro hits y otorgó dos bases por bolas.

Pitcheó un total de 310.1 innings, participó en un total de 162 juegos de los cuales abrió 13, ganó 14 y perdió 18 duelos, con una efectividad de 3.71. Se dio tiempo de conectar 13 imparables en 52 turnos al bate.

Regresó a LMB en 1979 con los Alacranes de Durango (7-12, 4.19). Al año siguiente le tocó vivir la fatídica campaña de 1980 de la huelga con los Piratas de Campeche, registro marca de 9-9 en ganados y perdidos y una efectividad de 3.30.

De 1982 a 1986 militó con los Diablos Rojos del México, con quienes volvió a saborear las mieles de un campeonato en 1985, dirigido otra vez por Benjamín «Cananea» Reyes, el mismo de aquella proeza de 1971.

En 1987 defendió la causa de los Tecolotes de Nuevo Laredo y en 1988 dividió la campaña entre los Olmecas de Tabasco y los Leones de Yucatán. Retirándose en 1991 con los Rieleros de Aguascalientes. Después de 16 torneos en LMB, ganó 142 juegos y perdió 92, para un porcentaje de .607; ponchó a 908 contrarios y tuvo un radio de 3.48 de efectividad.

Fue entronizado al Salón de la Fama del Beisbol Profesional Mexicano en 1997 junto a Andrés Ayón, el umpire Víctor «Lobo» Sainz y el cronista Alfonso Araujo.

«La vida sería mucho más agradable si uno pudiera llevarse a donde quiera que fuera, los sabores y olores de la casa materna», LAURA ESQUIVEL en Como agua para chocolate. –

rodrigoroblesbrena@gmail.com

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