Por Rodrigo ROBLES / @rodrigoroblesb
Salomé Barojas Romero
Veracruz, Ver., MÉXICO. – “El beisbol es una partida de póquer. Nadie quiere dejar de jugar cuando está perdiendo. Nadie quiere que lo dejes cuando estás ganando»… JACKIE ROBINSON. –
** CUADRAGÉSIMO PRIMER MEXICANO EN MLB. – La ciudad de Córdoba, en el Estado de Veracruz, lo vio nacer un 16 de junio de 1957.
Se inició en el profesionalismo con el equipo de la localidad, los Cafeteros, de quienes recibió la oportunidad cuando contaba con 18 años de edad en 1976, apareciendo en 15 juegos, con marca de tres ganados y un perdido, y una efectividad de 1.88.
Su consolidación fue bastante rápida, al año siguiente tuvo 41 apariciones, conjugando las funciones de abrir y cerrar, ganó 5 y perdió cuatro, su efectividad también microscópica fue de 2.00, pitcheando 126 innings.
En 1978 ya estaba considerado como uno de los lanzadores más prominentes del staff de pitcheo de los Cafeteros, lo demostró cuando ya en el papel de relevo largo tuvo récord de 8-3, con 2.45 de PCLA.
En 1979 se le dio la confianza de asumir un rol más protagónico al aperturar 16 juegos, pero además se dio tiempo de relevar en 25 encuentros, pero una vez más estuvo entre los líderes de efectividad, no solo de su equipo, sino de la liga con 2.61, con registro de 7-6, con tres rescates.
Los Cafeteros se mudaron a Reynosa para convertirse en los Broncos en 1980, y Salomé los acompañó en dicha transición, logrando una de las mejores temporadas de su aún corta carrera hasta ese momento. Tuvo 36 apariciones, pero 20 de ellas en plan de abridor, alcanzando el éxito en 9 juegos, perdiendo 5, con efectividad de 2.56
Para 1981 fue cambiado a los Diablos Rojos del México, equipo con el que acrecentó su calidad, tuvo una buena presentación con el equipo de la capital del país, ganó 12 y perdió tres, salvó 13 juegos y tuvo una efectividad de 3.03, empatando el liderado de la liga en porcentaje de juegos ganados con el estadounidense Ralph García.
La huelga se atravesó en 1981 y entonces fue recomendado por Tony LaRussa, el entonces manager de los Medias Blancas de Chicago, que los instó a firmarlo.
Debutó en Grandes Ligas el 11 de abril de 1982, sin la necesidad de pasar por Ligas Menores porque desde que reportó al campo de entrenamiento en Sarasota, Florida, asombró con su repertorio de sinker, slider y una recta «decente».
Su presentación fue en el segundo juego de una doble cartelera en Yankee Stadium relevando en la séptima entrada a Britt Burns. Se acreditó el salvamento con tres innings pitcheados, concedió un imparable, y recetó un ponche, enfrentándose a un total de nueve bateadores.
En esa su primera temporada tuvo foja de 6-6, alcanzó los 21 juegos salvados, la sexta récord en la Liga Americana, además de una efectividad de 3.54. Pitcheó 106.2 entradas en 61 juegos.
Los Medias Blancas fueron líderes de la División Oeste de la Liga Americana, con Barojas (12 Sv) compartiendo el puesto de salvador junto a Dennis Lamp, fueron eliminados por los a la postre campeones mundiales Orioles de Baltimore en cuatro juegos.
Después de un lento inició con Chicago en 1984, donde llevaba récord de 3-2, con un salvamento y 4.58 de efectividad, fue cambiado a los Marineros de Seattle por Gene Nelson y Jerry Don Gleaton. En Seattle tuvo marca de 6-5 y 2.97 de PCLA.
En 1985 batalló perdiendo sus cinco decisiones y una alta efectividad de 5.98, por lo que fue liberado al final de la campaña.
Regresó a la Liga Mexicana con el México en 1986 para cumplir con el rol de abridor, aperturando los 28 juegos en los que participó. En 1987 fue enviado al bullpen y lideró la liga con 15 salvamentos.
Regresó a Grandes Ligas en 1988 con los Filis de Filadelfia con quienes tuvo acción en apenas seis juego y retornó a México para culminar su carrera en 1996 con los Diablos Rojos.
En general en la Liga Mexicana, tuvo marca de 115-58 con 152 salvamentos y efectividad de 2.89 en 543 juegos. En el circuito veraniego posee la segunda mejor marca de porcentaje de juegos ganados y perdidos con .665 para pitchers con más de 1,000 entradas lanzadas, es superado por el mítico cubano Martín Dihigo.
Por su calidad demostrada a lo largo de su carrera deportiva, fue entronizado al Salón de la Fama del Beisbol Profesional Mexicano en 2002.
«Vivir es experimentar. Y no quedarse pensando en el sentido de la vida», PAULO COELHO en Alehp. –
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