CHARLANDO DE BEISBOL

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Por Rodrigo ROBLES / @rodrigoroblesb

Entre jeringas y pastillas

Veracruz, Ver., MÉXICO. – “Uno de los efectos secundarios definitivos de consumir esteroides es que se te atrofian los testículos. Puedo confirmarlo”… JOSÉ CANSECO. –

** CUESTIÓN DE GENES. – En los últimos días del mes de abril del 2006 sorprendía a propios y extraños que el seno de la Liga Mexicana de Beisbol emitiera un comunicado dando a conocer la suspensión por 50 días de Pedro Meré, entonces jugador de los Rojos del Águila de Veracruz.

El ahora timonel de los Olmecas de Tabasco, que recién arribó a las 300 victorias en el circuito veraniego, salió positivo en los exámenes antidoping por consumo de nandrolona. Pedro iba a apelar, pero después aceptó haber consumido dicha sustancia, pero aclaró que nunca fue con mala intención, sino que fue mal asesorado por el médico del club que le recetó medicamentos para tratarse una lesión.

El caso dejo entrever que aún faltaba una cultura de mayor información y conocimiento sobre el tema.

Entonces se sabía que en las Universidades de los Estados Unidos, y en algunos centros de investigación de México se están llevando a cabo investigaciones genéticas y de fisiología, donde trabajan con conejos, ratones y moscas, que son organismos que guardan cierta similitud con los seres humanos.

¿Cómo es eso posible? Parece descabellado pensar que estos animales son similares a los humanos, por lo que se le consultó a personal experto del Departamento de Genética del Desarrollo y Fisiología Molecular del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con sede en la ciudad de Cuernavaca, Morelos.

“Sólo son organismos de estudio”, dijeron los expertos. “Algunas de sus enfermedades presentan características parecidas a las de los seres humanos. Entonces los conejos, ratones y moscas son modelos de ensayo con genes que intervienen en funciones del desarrollo”.

Uno de los primeros experimentos científicos que se realizaron con ratones para manipularlos genéticamente ocurrió en la Universidad de Pennsylvania, concretamente en el Departamento de Fisiología, donde se les inyectó células del tipo IGF-1 (Insulina de Crecimiento Factor 1), una proteína que hace crecer el músculo y lo ayuda a recuperarse si esta lastimado. La proteína en cuestión es indispensable para la formación y aumento de la capacidad física.

Cuando se iniciaron éste tipo de investigaciones, la intención era clara, ayudar al fortalecimiento de los músculos de personas mayores. “La gente de edad avanzada suele lesionarse con frecuencia”, mencionaron los expertos. “Su recuperación suele ser más lenta y dolorosa, porque sus defensas ya son débiles, algunos no se recuperan

fácilmente”.

El desarrollo de la ingeniería genética fue tal, que poco a poco se fue inmiscuyendo en el deporte, los atletas empezaron a consumir sustancias para procurarse mayor rendimiento y capacidad. Esa moda se extendió evidentemente hasta el beisbol, sin medir consecuencias por el exceso, provocando en jugadores efectos secundarios de cuidado.

Ante tales efectos, se fundó la Agencia Mundial de Anti-Dopaje (AMAD), con el objetivo de regular el consumo de sustancias que atenten en contra del espíritu deportivo.

Los primeros indicios de dopaje en el mundo del deporte se presentaron con EPO, una hormona que permite aumentar la producción de glóbulos rojos, con ello aumenta también la resistencia. Posteriormente empezaron a detectarse HCEH (Hormona de crecimiento de emisión hormonal y hGH (Hormona de crecimiento humano), mejor conocida como Nandrolona. “El consumo de EPO, HCEH y hGH es ilícito en el deporte”, dijo Theodore Friedmann, miembro del comité médico de investigación de la AMAD.

Cuando las sustancias anabólicas y esteroides todavía no eran prohibidas en el mundo del beisbol, todos los actores involucrados sabían que el principal beneficiado era el pelotero, auténticos atletas con actividad física toda la semana, casi todo el año. Con el consumo de esas sustancias iban a reflejar una mejoría en sus vidas deportivas debido a su capacidad atlética.

La pregunta que flota en el aire es la siguiente: ¿Es aceptable que los beisbolistas, atletas de alto rendimiento con exigencia cotidiana, se sometan a una rehabilitación con terapia genética o consuman sustancias prohibidas para aliviar una enfermedad o una lesión?

Mientras tanto en la LMB hace rato que dejaron de aplicarse exámenes antidoping.

“No tenemos derecho a hacer desgraciados a aquellos a quienes no podemos hacer buenos”… LUC De SHAPIERS. –

rodrigoroblesbrena@gmail.com

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